Mario Ramos Tacca
Si
todavía tienes una madre, dale gracias a Dios por permitirte esa dicha y
alegría. Acompaña tu alegría con una reflexión humana. No derroches emociones
cada segundo domingo de mayo. Sé cotidianamente consecuente y hazlo con toda tu
voluntad. Pues tu madre, es la persona quien escuchó tu primer llanto, te
alimentó, te cuidó y compartió tu primer juego. Lo cierto es que fue la primera
maestra que tuviste, tu amiga y la persona que trazó tu destino. A lo mejor,
jamás puedas pagarle tanto desprendimiento, pues lo que hizo contigo, simplemente
se llama: ¡Actitud humana!
Dice
nuestra constitución que “la defensa de
la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. Estas
líneas intentan exaltar a la madre como
persona humana, trabajadora y mujer esforzada. A través de esta premisa es necesario
observar su respeto y dignidad socio-económica desde distintos puntos de vista.
Veamos.
Según los informes de Desarrollo Humano, en el Perú, para abril del 2004, el
52% de la población era pobre (40.3% en la zona urbana y 73.6% en la zona
rural). De este porcentaje el 20.7% se encontraba en pobreza extrema y el 31.5%
era pobre no extremo. Ésta afecta sobre todo a la zona rural (42.5%) frente a
la urbana (8.9%).
De
acuerdo al este informe, solo el 58.9% tiene un ingreso familiar mayor a la
canasta alimentaria (S/. 114.00 soles mensuales per cápita). El 27% de mujeres
entre los 20 y 29 años a nivel nacional se encuentra desempleada. En el ámbito
rural a nivel nacional, el 7% de mujeres no cuenta con un empleo. A nivel
nacional, por la forma de remuneración que perciben las mujeres, el 68.2% de
trabajadoras percibe solamente dinero. A un 8.7% le pagan en dinero y especie,
al 1.5% solo le pagan en especie, y al 21.6% no le pagan.
A
nivel nacional, el 27.8% de la PEA tiene un empleo adecuado en horas e ingresos
(entre los 25 y 64 años). El 23.8% de la población es aportante o jubilada (de
65 a más años de edad).
El
porcentaje de mujeres de 15 y más años de edad que no tienen nivel educativo o
solo tienen estudios iniciales es del 12.4%. El 30.9% tiene estudios primarios,
mientras que el 37.1% tiene estudios secundarios. El 10.2% tiene estudios
superiores no universitarios. El 9.4% tiene estudios universitarios. (Fuente:
INEI, 2005)
Al
ver estas cifras, uno concluye que, la situación de la mujer en el país no ha
mejorado a la fecha. El grueso de la población femenina rural, aún permanece
excluida de educación, de oportunidades laborales y de acceso a servicios
básicos.
El
gobierno de Ollanta, que hoy funge de reivindicador: habla de inclusión social.
Yo, en particular, no creo en ese verbo, pues considero que ello no constituye
un punto de apoyo para resolver las tremendas brechas sociales que excluyen no
sólo a las mujeres.
Humanamente
pensando, en la actualidad, a nadie ya se le permite pasar la valla de la inclusión
sino tiene un cierto nivel de instrucción requerido por una sociedad
meritocrática. Tampoco veo que los Programas Sociales como Pensión 65, sea el mecanismo
incluyente para la mujer de la tercera edad, puesto que la Ley presenta muchos
obstáculos que no permiten acceder a tal beneficio con criterios democráticos.
En
consecuencia, los derechos ciudadanos de las mujeres rurales siguen siendo postergados.
Todo
homenaje dedicado a la madre muestra un trato diferenciado de acuerdo al
estatus socio-económico en la que cada una se ubica. Muchas, en esta fecha, recibirán
pomposos homenajes, mientras otras, simplemente recibirán la indiferencia de
una sociedad deshumanizada, sumida en el egocentrismo y el individualismo
exacerbados.
Algunas,
mostrando un nivel de vida poco comparable con la que llevaba la vieja Pelagia
Vlasov en “La Madre” de Gorki, sumida en la miseria, sufriendo el silencio y el
olvido de la propia sociedad a la que pertenecía. Pero a pesar de las
adversidades que le tocó vivir, la madre no desmayó y luchó diariamente para sacar
adelante a su progenie.
“Amar a la humanidad, servirle. He aquí
mi religión y mi vida” decía Flora
Tristán en “Peregrinaciones de un paria” cuando se refería a la tarea que toda
mujer debe asumir cuando se trata de buscar el bien común. No seamos
indiferentes frente a nadie, todos somos iguales ante la ley, nadie debe ser
discriminado por motivo alguno. Creo el mensaje es claro.
En
fin, la condición de la mujer como ser biológico, no hace que distinga clases
sociales ni económicas. Sea cual fuere su estatus, siempre seguirá siendo la
persona indispensable para la continuidad de nuestra especie y ser inteligente con
una fuerza moral incomparable.
¡FELIZ DÍA MADRE PERUANA!
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