Mi frase rectora

"Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser"
William Shakespeare

sábado, 28 de marzo de 2015

“ESTACIONES DEL VIENTO” DE JUAN-CIRO GOYZUETA MENDIGURI



Mario Ramos Tacca

El 12 de marzo de 2014, se desarrolló en los amplios salones del Club Social “Ayaviri”, la Quinta Jornada: “Pueblo y Cultura” organizado por la Asociación “Alborada Andina” de Ayaviri, en el Marco del Bicentenario de la Batalla de Umachiri. En esa ocasión, se pudo apreciar el homenaje póstumo del poeta Reynerio Mogrovejo Núñez, la entrega de la Revista Intercultural de Artes, Letras y Ciencias “Alborada Andina” N° 10, la presentación del libro Mariano Melgar: “Primer Inspirador Romántico en el Mundo” de Samuel Álvarez Enríquez y Walter Calcina Arpi, así como la presentación de la última novela escrita por Juan-Ciro Goyzueta Mendiguri “Estaciones del Viento” editada por la Universidad Nacional del Altiplano-Puno.

Aquí, presento un breve resumen del contenido de la novela narrada en primera y segunda persona. Contiene 143 páginas dividida en quince capítulos cortos. Se inscribe dentro del realismo mágico maravilloso, ambientada en el distrito de Umachiri, provincia de Melgar, Puno.



CAPITULO I: EL ESTIGMA DE LA MALDICIÓN



El autor, inicia la narración describiendo los quince kilómetros de distancia que significa el recorrido que va desde Ayaviri hasta la escuela de Paylla en Umachiri, pasando por la extraña casona de la hacienda abandonada. A través de la historia, el narrador nos presenta a un conjunto de personajes que en adelante serán los protagonista y antagonistas de la novela. Entre ellos: la madre del narrador personaje que es la maestra de escuela, el hermano mayor, las dos hermanas menores y una prima huérfana de padres, llamada, Chepita, acompañados por los pongos, Panchico y su compañera, Julia, encargada de la cocina.

El estigma de la maldición, se refiere a las huellas del pasado que trató de gamonales, de esos que aprovechando el poder y del dinero y el tinterillaje, se apoderaron de las tierras de la comunidad. ¿Pero qué había sucedido realmente? ¿Por qué esa inmensa casona en ruinas? Los techos devorados por el fuego y nadie se atrevía a ocuparlos, ¿y qué relación tenía con Chepita? ¿Quiénes eran sus padres y por qué solo ella sobrevivió? Son algunas preguntas del personaje.

CAPITULO II: LOS SOLDADOS DEL MAL

Una vez instalados, la maestra y sus hijos, en los precarios ambientes de la escuela unidocente de Paylla. Por la noche se oyen aullidos lejanos. Así, empieza el concierto satánico con el aullido de seis o siete perros. Era la incursión de las almas endemoniadas en la escuela, buscando a Chepita, la niña de 8 años. La Maestra, elevando la mirada ante el Cristo le dijo: “¡Jesús, Dios mío, protégela! Que no vaya con esas almas condenadas”

CAPITULO III: EL ÚLTIMO SER SEÑALADO

Es temporada de matrículas en la escuela. Los comuneros se acercan a la escuela con sus hijos en edad escolar. También se aprecia la llegada del “Llakiysipi” que viene del lado de Tucucita, personaje alto, esbelto y delgado que andaba cojeando del pie derecho y venía buscando a Chepita, la niña señalada, quien ha heredado muchos enemigos, pues, es hija del demonio César Pacheco. La maldad vive en ella.
El niño (de trece años) al oír el diálogo del hombre y la Maestra, quien dice que Chepita estaba en peligro, apunta con un arma al misterioso hombre en son de protección a su madre y a la niña. El hombre voltea y con un gesto despectivo le dice:
-Misticha, ¿no ves que está descargada?
El niño es reprendido por su madre.

CAPITULO IV: LA VISITA A LA RESIDENCIA DEL MAL

Busca un pretexto, el niño, para ir al caserón maldito junto a su hermano mayor Ladislao y Panchico, salen diciendo que irán a cazar patos y chorlitos. Al llegar al lugar, observan los ambientes de la casona, con esqueletos, y exploran más. Sobre el umbral de la puerta principal ven una inmensa lechuza, el niño intuye que es “qencha” ave de malaguero, deciden dispararle y cae; pero cuando quieren recogerlo, no hay ni rastros del ave. Ha desaparecido misteriosamente. El pavor se apodera de todos y salen espantados del lugar.

CAPITULO V: HERENCIA MALDITA
Presentando y comentando la novela "Estaciones del Viento"

El cura Palomino de Llalli recibe como herencia una hacienda a cierta distancia del pueblo de Umachiri. Su hijo se llamó, Cesar, con apellido Pacheco que pasaba como su sobrino. Este chico estudió en Arequipa, pero volvió a Ayaviri, pasó a vivir en la hacienda. César Pacheco, cometió una serie de faltas, agresiones y atropellos a los comuneros que organizados pensaban en actos secretos y reivindicativos con el apoyo de Vicente Ccoa, varayuj de la comunidad. Doña Ernestina es la madre de César Pacheco, mujer de extraños actos y formas de vida.

CAPITULO VI: EL RAPTO DE JOSEFINA

Don César, raptó a Josefina, hija de Don Emilio Mendizabal Medina y se la llevó a la fuerza a su hacienda, la recluyó allí. Emilio, acompañado de sus 3 hijos y Don Gregorio Gonzales, emprendieron el rescate, enfrentándose a balazos a la gente de César Pacheco, quien es herido en la mejilla derecha por Emilio. El enfrentamiento cesa allí y el grupo de Emilio vuelve. Recibe apoyo de Vicente Ccoa Chahuasoncco, varayuj. Aparece un falso matrimonio entre Josefina y César como argucia de los abogados.
CAPITULO VII: LA HIJA DEL MAL Y DEL BIEN

Nace la hija de César y Josefina, atendido por el doctor Delgado, el mejor médico de Ayaviri junto a Doña Luchita Chavez, obstetriz. Se organizan fiestas y juegos en nombre de la nacida, pensando que sería varón como deseaba, César. Luchita, le dice a Doña Ernestina, si quería ver a su nieta.
-No, hija, hoy es martes: mal día, mal día, contestó.

CAPITULO VIII: EL TUNEL DE LA ESPERANZA

El carácter brutal se hacía más agresivo en César, debido a ello, su madre Doña Ernestina sostiene varias discusiones con su hijo, lo cual desata la furia de César y luego de agresiones imperdonables, termina cerrando a su madre en su habitación junto a sus perros que la defendían, para que mueran de hambre. Eso no ocurrió, pues los perros a través de un hueco habían logrado salir hacia la cocina y con la complicidad de Doña Natividad, la cocinera y Delia, su hija; los alimentaban y enviaban alimento   en secreto a Doña Ernestina. Este gesto provocó la alegría de Josefina quien le escribe una alentadora carta a su suegra, comprometiéndose a atender sus necesidades muy urgentes.

CAPITULO IX: EL GRITO DE LOS OPRIMIDOS

Hastiados por los abusos y desmanes del patrón. Don Vicente Ccoa, luego del primer enfrentamiento de rescate contra César Pacheco, venía planeando secretamente una incursión de venganza a la hacienda del patrón. Al puro estilo de “Fuente Ovejuna” organizó a los ayllus recolectando leña, “canlla” y otros para incendiar la hacienda. La hija de Josefina es la única que logra salvarse con el apoyo de su madre, escapando por el hueco abierto por los perros. Ella tenía una nota amarrada al cuello para ser salvada por su prima, la profesora de Paylla. Todos mueren calcinados.   

CAPITULO X: EL LLAMADO DEL LA SANGRE Y LA LUCHA DEL LAYCCA

En este capítulo, el narrador haciendo uso de la técnica “in media res”, retorna al inicio de la historia. Es marzo y la profesora vuelve a su escuela. En el camino se encuentra con una niña cubierta por una manta negra. Es Chepita, la única que se ha salvado del incendio. La profesora la reconoce como su sobrina y lee la carta que tiene colgada en el cuello: le solicita cuidado, protección y educación para la niña. Los comuneros llaman a Don Toribio, brujo de Macarí, para exorcizar el lugar. Consigue perros y los enfrenta a los perros condenados, fracasa y termina demente. Aparece el alma de una mujer (Ernestina) lo ahuyenta.
Chepita tiene ocho años y su tía decide llevarla a estudiar a la escuela de Paylla.  

CAPITULO XI: EL RETORNO A LA CASONA Y LA CURA DEL PACCO

Aquí el narrador protagonista retoma su rol y cuenta la historia de cómo volvieron el día en que con el cuento de la caza se fueron a explorar y matar a los condenados del caserío incendiado. Al volver, las consecuencias aparecen. Los chicos sufren de pesadillas y alucinaciones. Llaman al “pacco” Lupico, quien les hace el llamado de ánimo con ceremonias de curación con cuy negro y golosinas. La “huataja” debía ser arrojado a un camino lejano, pues, finalmente había logrado curarles para alegría de la madre.

CAPITULO XII: LA FIESTA DE MACARIMAYU Y LA TUMBA DE LOS HÉROES

Don Rosendo Medina, el compadre de la docente, Agripina Mendizabal, era padrino de Ruffo, el menor de sus hijos. Llegó a la escuela para invitar a su comadre a la fiesta de Macarimayu que este año tenía como alferado principal de la corrida de toros a Don Rosendo. Luego de muchas exigencias logra convencer a la comadre para asistir junto a los niños a la fiesta; celebrada cada 18 de marzo. Rosendo Medina, tenía como esposa a Doña Emiliana Navarro. El cura Tupayachi de Cupi celebra la misa en la Capilla de Macarimayu. Se hace una descripción del lugar, de sus usos y costumbres, entre ellos, un hecho histórico: La Batalla de Umachiri, donde fue derrotado Mateo Pumacahua y fusilado el poeta arequipeño Mariano Melgar. Es más, también se alude a los cuerpos que allí se hallan como el cacique de Umachiri Bernardo Sucacahua, el coronel tirapateño Dianderas y la fosa donde se degollaron a muchos campesinos. Por la tarde, la profesora vuelve a la escuela.    

CAPITULO XIII: DOS RETORNOS Y UN SOLO DESTINO

La Maestra y sus niños vuelven a la escuela. Oscurece y en el camino son perseguidos por los perros endemoniados de la hacienda de César Pacheco. Huyen hacia la escuela donde, Julia, los espera. Cuando se reponen del cansancio notan que falta Chepita y Panchico. Los buscan y no los ubican. Llaman a los comuneros, ellos, asisten acompañados de Vicente Ccoa y el “pacco” Lupico; se engrosa el grupo y salen a la búsqueda, encuentran únicamente a Panchico tiritando de miedo con signos de haber perdido la razón. Fueron hasta la hacienda y no encontraron rastros de Chepita y vuelven a la escuela. Al día siguiente aparece el “Llakiysipi” y emplaza a la profesora y la obliga a decir la verdad: que Chepita era hija de César Pacheco y que el mal vivía en ella. Debe ser sacrificada para exterminar el mal del pueblo. Haciendo esa invocación desaparece cuando siete cóndores sobrevuelan el cielo y los comuneros desean que se interprete la señal.
De otro lado, en este capítulo, las autoridades pretenden hacer justicia ante los actos en el que muere César Pacheco.   

CAPITULO XIV: EL TRÁNSITO DE LOS DIOSES

Ha pasado mucho tiempo. Chepita, se encuentra frente a la escuela buscando a su tía, le dice que está bien bajo el cuidado de su abuela, que no se preocupe. Al poco tiempo, al ver que el ambiente se tornaba complicado, la profesora, decide pedir su traslado. Luego de diez años la hacienda de Pacheco se reconstruye y se arma una fiesta de tres días con presencia de autoridades, abogados y amigos de Umachiri y Llalli. El despenador presiente que habrá muerte viendo la casa. Chepita ya es una muchacha atractiva que enamora con el juez Eduardo Macedo, conocido por sus buenas dotes de cazador. Vicente Ccoa, sueña con un venado que le habla, le advierte peligro y desaparece. Cuando el despenador se dirige a la casa de Vicente, un disparo repentino le atraviesa el corazón, matándolo. El juez Macedo estaba seguro de haberle disparado a un venado; pero cuando lo ven de cerca, se trata de un hombre. Intentan esconder el crimen frente a la policía y deciden enterrarlo, pero cuando vuelven, el cuerpo no está, ha desaparecido. Buscan y no encuentra rastros. Solo notan que del cielo caen gotas de sangre en la cara, cuando elevan la vista, un cóndor (Wamani) se eleva en círculos hacia el infinito. -“Esto es brujería, hay que matar a esos indios” ordena el capitán.
    
CAPITULO XV: LAS HERENCIAS Y LAS ESTACIONES DEL VIENTO

La historia se repite. Los abusos a los comuneros vuelve. Vicente Ccoa es capturado y encarcelado en Ayaviri, pide que lo jefes de los ayllus sean liberados y las autoridades acceden. En Ayaviri, Vicente es interrogado; luego despojado de sus bienes, sufrió castigos inhumanos hasta ser golpeado cruelmente; fueron veinte años de prisión. Las autoridades consiguen una jugosa indemnización en favor de la heredera de Pacheco. Se avecinan tiempos distintos. En medio de la opulencia de la hacienda se escuchan rumores de la Reforma Agraria, pero los hacendados se organizan estratégicamente junto a sus aliados: el Estado, el poder judicial y la iglesia. En otros pasajes se hace un elogio a la cosmovisión de las comunidades.
En la parte final de la novela, Josefina Pacheco, descapitaliza la hacienda e invierte su dinero en la capital. Gracias a las truculencias de Josefina con la comunidad, Vicente Ccoa sale de la cárcel y vuelve a Paylla, donde retoma el mando familiar. Allí, reflexiona sobre la situación del hombre de la comunidad. Entre tanto, se ve a Josefina algo afectada por el nuevo régimen agrario. Vicente, siente la visita del espíritu del “Llakiysipiq”, termina sintiendo una tremenda nostalgia por el futuro que le espera al poblador del ande. Finaliza, dejando un mensaje a sus herederos: ¡Es hora de organizarse!  


EJES TEMATICOS

1. Enfrentamiento del comunero y la clase opresora, explotadora y abusiva, representado por César Pacheco y sus herederos.
2. La traición, los antivalores de los mistis y sus autoridades frente a los valores de los comuneros del ande.
3. Los riesgos de la modernidad y la tecnología en contra de las costumbres de la comunidad.