Mario
Ramos Tacca
¿Ha
sido acaso la ciencia médica el conocimiento que garantizó la supervivencia del
hombre hasta nuestros días? Aseverando, quizá se trata del conocimiento más
extraordinario que el hombre ha desarrollado desde tiempos remotos. Fueron muchos
los pueblos y culturas prehispánicas que perfeccionaron su práctica en las
formas primigenias del curanderismo y otros.
El
Perú que es cuna de culturas que desarrollaron un alto conocimiento en medicina,
un referente inmediato es la medicina tradicional practicada por los antiguos
peruanos en su vasto territorio. Procedimientos que valiéndose de un conocimiento
pragmático puso en práctica una serie de métodos eficientes para sanar a sus
pacientes: ejemplos palpables de ello, son las prácticas curativas que hasta el
día de hoy superviven entre los habitantes de la costa, sierra y selva peruanas.
Es
más, los habitantes precolombinos fueron expertos médicos que habiendo rebasado
el concepto de la chamanería y el curanderismo, aplicaron métodos más complejos
en la curación, llegando a prácticas muy sofisticadas de intervención quirúrgica,
tal como lo demuestran las trepanaciones craneanas realizadas por los paracas y
posteriormente los incas en el Tahuantinsuyo.
Gracias
al “Hampikamayuq”, personaje superdotado, sabio conocedor de los secretos de
las plantas y experto manipulador de los fenómenos de la naturaleza y los
acontecimientos del cosmos; los hombres del Tahuantinsuyo gozaban de un estado
de salubridad envidiable que se agravó con la llegada de los españoles a nuestro
territorio.
En
esa línea, no puedo dejar de considerar el presente trabajo de investigación como
un valiosos aporte para el mejor conocimiento de la historia médica en el Perú
y en Puno. Su autor con una singular perspicacia ha auscultado rigurosamente fuentes
bibliográficas y ha volcado mucho de su propio bagaje profesional en la
elaboración de este opúsculo. Considero que es un merecido homenaje a la
medicina peruana, vista desde la óptica andina; en el que sus protagonistas no
dejan de vincularse a la ciencia médica con trabajos que han coadyuvado a
superar los tremendos problemas de salubridad en el mundo y consecuentemente en
nuestro altiplano puneño.
En
ese sentido, el texto aborda temas de la medicina y su avance a través de la
historia; en particular, me llama la atención el capítulo sobre la guerra
bacteriológica y la historia de las vacunas en el mundo. La incursión de las
enfermedades en el Perú y su tratamiento. En medio de ello, no podía faltar el aporte
de los médicos Manuel Núñez Butrón y David Frisancho Pineda, dos íconos de la
medicina puneña y los aportes de cada uno en el campo de la misma.
En
el tercer capítulo, se puede leer un compendio de conceptos médicos y clínicos
muy útiles para el tratamiento de epidemias y pandemias con la ayuda de las
vacunas. El último capítulo trae información relevante sobre las enfermedades
inmunoprevenibles en la etapa infantil, su sintomatología y profilaxis
correspondiente.
Finalmente,
es de grata satisfacción presentar al público lector, a estudiantes,
investigadores, académicos e intelectuales el presente trabajo de investigación
que es un aporte a la ciencia y cultura melgarina y puneña.