CAPITULO II: LOS SOLDADOS DEL MAL
Una vez instalados, la maestra y sus hijos, en los
precarios ambientes de la escuela unidocente de Paylla. Por la noche se oyen
aullidos lejanos. Así, empieza el concierto satánico con el aullido de seis o
siete perros. Era la incursión de las almas endemoniadas en la escuela,
buscando a Chepita, la niña de 8 años. La Maestra, elevando la mirada ante el
Cristo le dijo: “¡Jesús, Dios mío, protégela! Que no vaya con esas almas
condenadas”
CAPITULO III: EL ÚLTIMO SER SEÑALADO
Es temporada de matrículas en la escuela. Los
comuneros se acercan a la escuela con sus hijos en edad escolar. También se
aprecia la llegada del “Llakiysipi” que viene del lado de Tucucita, personaje
alto, esbelto y delgado que andaba cojeando del pie derecho y venía buscando a
Chepita, la niña señalada, quien ha heredado muchos enemigos, pues, es hija del
demonio César Pacheco. La maldad vive en ella.
El niño (de trece años) al oír el diálogo del hombre
y la Maestra, quien dice que Chepita estaba en peligro, apunta con un arma al
misterioso hombre en son de protección a su madre y a la niña. El hombre voltea
y con un gesto despectivo le dice:
-Misticha, ¿no ves que está descargada?
El niño es reprendido por su madre.
CAPITULO IV: LA VISITA A LA RESIDENCIA DEL MAL
Busca un pretexto, el niño, para ir al caserón
maldito junto a su hermano mayor Ladislao y Panchico, salen diciendo que irán a
cazar patos y chorlitos. Al llegar al lugar, observan los ambientes de la
casona, con esqueletos, y exploran más. Sobre el umbral de la puerta principal
ven una inmensa lechuza, el niño intuye que es “qencha” ave de malaguero,
deciden dispararle y cae; pero cuando quieren recogerlo, no hay ni rastros del
ave. Ha desaparecido misteriosamente. El pavor se apodera de todos y salen
espantados del lugar.
CAPITULO V: HERENCIA MALDITA
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Presentando y comentando la novela "Estaciones del Viento" |
El cura Palomino de Llalli recibe como herencia una
hacienda a cierta distancia del pueblo de Umachiri. Su hijo se llamó, Cesar,
con apellido Pacheco que pasaba como su sobrino. Este chico estudió en
Arequipa, pero volvió a Ayaviri, pasó a vivir en la hacienda. César Pacheco,
cometió una serie de faltas, agresiones y atropellos a los comuneros que
organizados pensaban en actos secretos y reivindicativos con el apoyo de
Vicente Ccoa, varayuj de la comunidad. Doña Ernestina es la madre de César
Pacheco, mujer de extraños actos y formas de vida.
CAPITULO VI: EL RAPTO DE JOSEFINA
Don César, raptó a Josefina, hija de Don Emilio
Mendizabal Medina y se la llevó a la fuerza a su hacienda, la recluyó allí.
Emilio, acompañado de sus 3 hijos y Don Gregorio Gonzales, emprendieron el
rescate, enfrentándose a balazos a la gente de César Pacheco, quien es herido
en la mejilla derecha por Emilio. El enfrentamiento cesa allí y el grupo de
Emilio vuelve. Recibe apoyo de Vicente Ccoa Chahuasoncco, varayuj. Aparece un
falso matrimonio entre Josefina y César como argucia de los abogados.
CAPITULO VII: LA HIJA DEL MAL Y DEL BIEN
Nace la hija de César y Josefina, atendido por el
doctor Delgado, el mejor médico de Ayaviri junto a Doña Luchita Chavez,
obstetriz. Se organizan fiestas y juegos en nombre de la nacida, pensando que
sería varón como deseaba, César. Luchita, le dice a Doña Ernestina, si quería
ver a su nieta.
-No, hija, hoy es martes: mal día, mal día, contestó.
CAPITULO VIII: EL TUNEL DE LA ESPERANZA
El carácter brutal se hacía más agresivo en César,
debido a ello, su madre Doña Ernestina sostiene varias discusiones con su hijo,
lo cual desata la furia de César y luego de agresiones imperdonables, termina
cerrando a su madre en su habitación junto a sus perros que la defendían, para
que mueran de hambre. Eso no ocurrió, pues los perros a través de un hueco
habían logrado salir hacia la cocina y con la complicidad de Doña Natividad, la
cocinera y Delia, su hija; los alimentaban y enviaban alimento en secreto a Doña Ernestina. Este gesto
provocó la alegría de Josefina quien le escribe una alentadora carta a su
suegra, comprometiéndose a atender sus necesidades muy urgentes.
CAPITULO IX: EL GRITO DE LOS OPRIMIDOS
Hastiados por los abusos y desmanes del patrón. Don
Vicente Ccoa, luego del primer enfrentamiento de rescate contra César Pacheco,
venía planeando secretamente una incursión de venganza a la hacienda del
patrón. Al puro estilo de “Fuente Ovejuna” organizó a los ayllus recolectando
leña, “canlla” y otros para incendiar la hacienda. La hija de Josefina es la
única que logra salvarse con el apoyo de su madre, escapando por el hueco
abierto por los perros. Ella tenía una nota amarrada al cuello para ser salvada
por su prima, la profesora de Paylla. Todos mueren calcinados.
CAPITULO X: EL LLAMADO DEL LA SANGRE Y LA LUCHA DEL
LAYCCA
En este capítulo, el narrador haciendo uso de la
técnica “in media res”, retorna al inicio de la historia. Es marzo y la
profesora vuelve a su escuela. En el camino se encuentra con una niña cubierta
por una manta negra. Es Chepita, la única que se ha salvado del incendio. La
profesora la reconoce como su sobrina y lee la carta que tiene colgada en el
cuello: le solicita cuidado, protección y educación para la niña. Los comuneros
llaman a Don Toribio, brujo de Macarí, para exorcizar el lugar. Consigue perros
y los enfrenta a los perros condenados, fracasa y termina demente. Aparece el
alma de una mujer (Ernestina) lo ahuyenta.
Chepita tiene ocho años y su tía decide llevarla a
estudiar a la escuela de Paylla.
CAPITULO XI: EL RETORNO A LA CASONA Y LA CURA DEL
PACCO
Aquí el narrador protagonista retoma su rol y cuenta
la historia de cómo volvieron el día en que con el cuento de la caza se fueron
a explorar y matar a los condenados del caserío incendiado. Al volver, las
consecuencias aparecen. Los chicos sufren de pesadillas y alucinaciones. Llaman
al “pacco” Lupico, quien les hace el llamado de ánimo con ceremonias de
curación con cuy negro y golosinas. La “huataja” debía ser arrojado a un camino
lejano, pues, finalmente había logrado curarles para alegría de la madre.
CAPITULO XII: LA FIESTA DE MACARIMAYU Y LA TUMBA DE
LOS HÉROES
Don Rosendo Medina, el compadre de la docente,
Agripina Mendizabal, era padrino de Ruffo, el menor de sus hijos. Llegó a la
escuela para invitar a su comadre a la fiesta de Macarimayu que este año tenía
como alferado principal de la corrida de toros a Don Rosendo. Luego de muchas
exigencias logra convencer a la comadre para asistir junto a los niños a la
fiesta; celebrada cada 18 de marzo. Rosendo Medina, tenía como esposa a Doña
Emiliana Navarro. El cura Tupayachi de Cupi celebra la misa en la Capilla de
Macarimayu. Se hace una descripción del lugar, de sus usos y costumbres, entre
ellos, un hecho histórico: La Batalla de Umachiri, donde fue derrotado Mateo
Pumacahua y fusilado el poeta arequipeño Mariano Melgar. Es más, también se
alude a los cuerpos que allí se hallan como el cacique de Umachiri Bernardo
Sucacahua, el coronel tirapateño Dianderas y la fosa donde se degollaron a
muchos campesinos. Por la tarde, la profesora vuelve a la escuela.
CAPITULO XIII: DOS RETORNOS Y UN SOLO DESTINO
La Maestra y sus niños vuelven a la escuela. Oscurece
y en el camino son perseguidos por los perros endemoniados de la hacienda de
César Pacheco. Huyen hacia la escuela donde, Julia, los espera. Cuando se
reponen del cansancio notan que falta Chepita y Panchico. Los buscan y no los
ubican. Llaman a los comuneros, ellos, asisten acompañados de Vicente Ccoa y el
“pacco” Lupico; se engrosa el grupo y salen a la búsqueda, encuentran
únicamente a Panchico tiritando de miedo con signos de haber perdido la razón.
Fueron hasta la hacienda y no encontraron rastros de Chepita y vuelven a la
escuela. Al día siguiente aparece el “Llakiysipi” y emplaza a la profesora y la
obliga a decir la verdad: que Chepita era hija de César Pacheco y que el mal
vivía en ella. Debe ser sacrificada para exterminar el mal del pueblo. Haciendo
esa invocación desaparece cuando siete cóndores sobrevuelan el cielo y los
comuneros desean que se interprete la señal.
De otro lado, en este capítulo, las autoridades
pretenden hacer justicia ante los actos en el que muere César Pacheco.
CAPITULO XIV: EL TRÁNSITO DE LOS DIOSES
Ha pasado mucho tiempo. Chepita, se encuentra frente
a la escuela buscando a su tía, le dice que está bien bajo el cuidado de su
abuela, que no se preocupe. Al poco tiempo, al ver que el ambiente se tornaba
complicado, la profesora, decide pedir su traslado. Luego de diez años la
hacienda de Pacheco se reconstruye y se arma una fiesta de tres días con
presencia de autoridades, abogados y amigos de Umachiri y Llalli. El despenador
presiente que habrá muerte viendo la casa. Chepita ya es una muchacha atractiva
que enamora con el juez Eduardo Macedo, conocido por sus buenas dotes de
cazador. Vicente Ccoa, sueña con un venado que le habla, le advierte peligro y
desaparece. Cuando el despenador se dirige a la casa de Vicente, un disparo
repentino le atraviesa el corazón, matándolo. El juez Macedo estaba seguro de
haberle disparado a un venado; pero cuando lo ven de cerca, se trata de un
hombre. Intentan esconder el crimen frente a la policía y deciden enterrarlo,
pero cuando vuelven, el cuerpo no está, ha desaparecido. Buscan y no encuentra
rastros. Solo notan que del cielo caen gotas de sangre en la cara, cuando
elevan la vista, un cóndor (Wamani) se eleva en círculos hacia el infinito.
-“Esto es brujería, hay que matar a esos indios” ordena el capitán.
CAPITULO XV: LAS HERENCIAS Y LAS ESTACIONES DEL
VIENTO
La historia se repite. Los abusos a los comuneros
vuelve. Vicente Ccoa es capturado y encarcelado en Ayaviri, pide que lo jefes
de los ayllus sean liberados y las autoridades acceden. En Ayaviri, Vicente es
interrogado; luego despojado de sus bienes, sufrió castigos inhumanos hasta ser
golpeado cruelmente; fueron veinte años de prisión. Las autoridades consiguen
una jugosa indemnización en favor de la heredera de Pacheco. Se avecinan
tiempos distintos. En medio de la opulencia de la hacienda se escuchan rumores
de la Reforma Agraria, pero los hacendados se organizan estratégicamente junto
a sus aliados: el Estado, el poder judicial y la iglesia. En otros pasajes se
hace un elogio a la cosmovisión de las comunidades.
En la parte final de la novela, Josefina Pacheco,
descapitaliza la hacienda e invierte su dinero en la capital. Gracias a las
truculencias de Josefina con la comunidad, Vicente Ccoa sale de la cárcel y
vuelve a Paylla, donde retoma el mando familiar. Allí, reflexiona sobre la situación
del hombre de la comunidad. Entre tanto, se ve a Josefina algo afectada por el
nuevo régimen agrario. Vicente, siente la visita del espíritu del
“Llakiysipiq”, termina sintiendo una tremenda nostalgia por el futuro que le
espera al poblador del ande. Finaliza, dejando un mensaje a sus herederos: ¡Es
hora de organizarse!
EJES TEMATICOS
1. Enfrentamiento del comunero y la clase opresora,
explotadora y abusiva, representado por César Pacheco y sus herederos.
2. La traición, los antivalores de los mistis y sus
autoridades frente a los valores de los comuneros del ande.
3. Los riesgos de la modernidad y la tecnología en
contra de las costumbres de la comunidad.