Mi frase rectora

"Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser"
William Shakespeare

domingo, 29 de julio de 2012

EL AMOR Y ODIO DE UN ESCRIBIDOR NOBEL


El año 2010, el Perú entero se vio sorprendido con la noticia de que el escritor peruano-español, Mario Vargas Llosa se había adjudicado el gran Premio Nobel de Literatura en lengua española. Luego de ese vendaval de emociones, era de esperar que casi toda la población peruana sienta el prurito de la literatura cosquilleándole por todas partes del cuerpo. No me parece bien, que en este país, las cosas marchen de ese modo. Recién veo que en todos los sectores del país, la gente se muestra afanosa por el acontecimiento y, cultileídos y no cultileídos; se pelean por versar algo sobre el tema, conozcan o no su obra, hayan leído o no algunos de sus libros. Dejémonos de utopías e hipocresías. Estamos acostumbrándonos a reaccionar tardíamente cuando ocurre algún fenómeno de este tipo. Lo cierto es que jamás al grueso de la población peruana le interesa en algo la lectura, la literatura y menos la cultura por su carácter elitista, selectivo e ilustrado. ¿Quieres arte? dime si puedes pagarlo primero.

“El arte debería ser considerado un artículo de primera necesidad y no un lujo. Pero en América Latina el acceso a los productos de arte y cultura está vedado a la inmensa mayoría” decía Galeano, en uno de sus escritos. Esta actitud, es tal vez el resultado de un comportamiento famélico de necesidades y padecimientos extremos agobiantes, pues considero que hay cosas sustanciales que prioriza cualquier hombre con tal de subsistir en un mundo de miserias.

La razón fundamental parece resumirse en la preocupación diaria de saber, primero qué comerá él y su familia el día de hoy, si conseguirá trabajo a cambio de unos míseros soles que no compensan su sacrificio y con ello sobrevivir en condiciones infrahumanas. Bajo estos cánones de vida, uno se ve acosado por la filosofía del hambre y la necesidad. En ese contexto, la alimentación, se convierte en nuestra mayor preocupación. No leer y menos comprar libros, es nuestra realidad. Es cierto que esta actitud, tiene su etiología y se debe a que escritores como Vargas Llosa han escrito mucho. Pero ¿a quiénes llega su literatura?,  ¿cuál es su público real? ¿acaso no está dirigido a grupos de poder que trabajan en procura de hacer funcionar la maquinaria del estado neoliberal, globalizador-mundial?. No seamos ingenuos al querer aparentar una sociedad culta en medio de tanta miseria.

Personalmente, como hombre de letras, reconozco el talento literario de Vargas Llosa y por razones de mi formación universitaria, conozco de cerca la obra de este Nobel Escribidor. Aunque mi filosofía no va de la mano con la de él, por considerarlo un arribista de avanzada y un necio dentro de la política peruana, al mostrar inicialmente sus simpatías por la revolución cubana para luego sostener la defensa del liberalismo; por su desprecio hacia un país que no lo quiso como gobernante y terminar refugiándose en la nacionalidad española.
La mayoría de sus libros jamás han representado el pensamiento de este pueblo que dice ser: “Yo soy el Perú” dijo en una entrevista televisiva. Reflexionando, podemos entender que su literatura, la televisión, la radio, el periodismo, la cultura y las idiosincrasias que pregonan sus obras, dicen tanto más de una cultura que navega en el limbo de la cursilería al margen de los verdaderos problemas sociales y políticos que caracterizan, al Perú que dice Ser. Cuánto dista su verbo de aquellos que sí supieron reflejar nuestra realidad en sus libros y que jamás estuvieron llamados a la nominación de un Premio Nobel.

Concluyendo, no comparto la idea de ciertos escritores que reivindican su obra para grupos privilegiados, nuestro pueblo necesita una literatura que promueva el cambio social, literatura que llegue a los sectores amplios de la sociedad y desarrolle su conciencia. Por ello, celebremos recordando el verdadero valor de la literatura y no las inclinaciones políticas de quienes la pregonan, porque no vale la pena.

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